Por Zabala de la Serna. Y Morante se arrebató en el ecuador de la corrida, arrebolado, mecidas las verónicas con todo el cuerpo, por un camino que conducía hasta el mismo platillo, centrando al toro alocado, a aquel manso encastado que prendió el volcán. El quite por sevillanisímos delantales dejó una huella inacabada, entre huidas […]