TELEGRAMA TAURINO
Morante forma un alboroto con una faena clamorosa en SevillaEl decimonónico recibo capotero a una mano de Morante al cuarto: una oda al toreo más clásicoMorante: «En el cuarto, ha habido momentos en los que la plaza parecía un manicomio»Juan Ortega: «Hoy, por unos u otros motivos, se ha ido la gente feliz y estoy satisfecho»Manuel Román, Fuentes Bocanegra y Javier Zulueta se reparten diez orejas y un rabo en la novillada de LucenaPedro Jorge Marques, apoderado de Morante de la Puebla: «Esto es un sueño; ha sido una faena fuera de los cánones»Otra tarde de rotundidad de Tomás Rufo, a hombros en Almoguera entre la clase de El PilarCirugeda, oreja de la novillada de Palha en Aire-Sur-l’Adour en tarde entregada de Nino JuliánOtra tarde importante de Molina, a hombros con Cid de María en HorcheGalería Así vio Muriel Feiner… a El Fandi, David Galván y Ginés Marín en SevillaMorante y Juan Ortega: su ‘pique’ en quites al primero de Domingo HernándezMorante y su faena al abreplaza: el cénit de la pureza en la proposición (y en la colocación)Juan Ortega y un excelso recital capotero al segundo: La Maestranza ruge con su toreo a la verónicaTodos en hombros en Las Matas y un novillo de vuelta al ruedo de La QuintaLa brillantez de Guillermo Hermoso y la frescura de Pérez de Gregorio, a hombros en CorellaPablo Aguado y la genial obra con la que volvió a emocionar a Sevilla: el mal de aceros impidió que la cobraseJosé Manuel Montoliú:»en mi casa siempre ha brillado más la plata que el oro»Borja Jiménez y su regreso a Sevilla dentro de un meteórico inicio de temporadaLa belleza (y el triste final) del novillo de Barcial que iba a ser lidiado el pasado sábado en San Agustín GuadalixVicente Barrera y su último capítulo el 11 de mayo en Valencia

En Aguascalientes… Algodón de azúcar

Viernes 25 de abril, segunda corrida de la Feria Nacional de San Marcos 2025. Lleno total en la Monumental de Aguascalientes. Se lidiaron tres astados de Tequisquiapan, primero, tercero y sexto y tres de Villa Carmela segundo, cuarto y quinto. En términos generales manejables rayando en una nobleza extrema, pero sin transmisión. Todo el encierro mal presentado.

Joselito Adame: Silencio, dos orejas y palmas

Andrés Roca Rey: Palmas, dos orejas y palmas

Detalles:

El festejo se retrasó quince minutos ya que según se informó desde el palco de la autoridad, los toreros estaban atorados en el tráfico.

Al terminar el paseíllo se pidió por el audio ambiente un minuto de silencio por la memoria del recién fallecido Papa Francisco.

Se rindieron honores a la bandera y al termino nuevamente se escuchó el grito de Vive libre en apoyo a la tauromaquia en nuestro estado.

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Tardes de feria, color, calor y luminosidad, así es desde hace casi 200 años la popular verbena abrileña. Dice mamá que desde que ella era niña a principios de los años 50´s, la feria atraía a propios y extraños, a los ricos y pobres.  Mamá y mis tíos fueron niños de vecindad, del quinto patio específicamente, de esos que tenían que conformarse con ver de lejos los juegos y diversiones y solo en ocasiones disfrutaba de un colorido algodón de azúcar, esa nube rosa y esponjosa que se derrite al contacto de la legua, ese que conjunto de hilos dulces que desaparecen pronto, bonitos y atractivos pero insustanciales, pues se desvanecen rápidamente y de aquel pomposo caramelo solo queda el sabor empalagoso, la sensación pegajosa en las manos y la insatisfacción de quedarse igual que al principio, viendo de lejos.  Lo que parece sólido y firme y en realidad es solo un cúmulo de azúcar derretida y enredada.

Hoy día grande de la feria muchos asistimos a la plaza atraídos por el ambiente, con esa esperanza que probar algo sabroso, nutritivo, que nos llenara el vacío en la barriga, pero lo que se nos dio fue solo aire dulce, una gran telaraña de azúcar que no pudo saciar el hambre taurina.

Y es que el mano a mano entre Joselito Adame y Andrés Roca Rey dejó solo hilos dulzones que se escaparon hacia el tendido, provocando una bruma rosada, un sonreír a un público feriante que aplaudió, coreó y trago nubes melosas. Fue un estar sin estar, con síntomas de azúcar alta, aunado a la dócil embestida de toros de muy poca presencia, de esos que van y van pero que no te trasmiten nada. Todo en dulce, todo en bonito pero efímero e intrascendente.

Joselito Adame abrió plaza con Caporal de Tequisquiapan al que esperó rodillas en tierra frente a toriles para pasárselo por largas afaroladas. Lances a la verónica y el astado parecía tener movilidad, hubo mucho castigo sin ton ni son en el caballo y al salir del encuentro el astado salió distraído y embistiendo a mediana altura. Las chicuelinas y la media verónica. Al tomar la sarga José lo paso con estatuarios sin mover las zapatillas de la arena, el astado iba a cuenta gotas y siempre vaciando con la cara arriba. Naturales que terminaban alejados de su humanidad y tandas por derecha donde sí le plantó cara. Otras echando pá atrás en la espantada, termina por alto perdiendo la muleta. Los naturales los despedía por allá, lejillos, cerca del vaticano, entonces se mezclaron los pitos y las palmas. Al final manoletinas y el desdén mirando al tendido, mató de medio espadazo caído y tendido para irse en el silencio y pitos en el arrastre para los restos del astado.

El tercero de la tarde de Tequisquiapan se llamó Venadito, un impresentable ejemplar, muy, muy justo de presencia, pero de la plaza entera solo se escucharon unos pitillos de rechazo, de ahí en fuera todo color de rosa. Indefinido por ambos lados, nulo saludo capotero. En varas cumplió. En el último tercio rebrincaba a la tela de Adame, luego tuvo mejor respuesta de pitones y por naturales una primera tanda sin aseo, sin que llegara la lentitud y por ende la emoción, otra vez pá afuera camino a Roma. Le cambió los terrenos, molinete de rodillas y la gente explotó. Luego una tanda por derecha esa sí bien dada, cambio de muleta por la espalda y otras más en redondo y terminó con muletazo de pecho rodilla en tierra. Aventó por allá el ayudado y se dio a torear por luquecinas, el pase de pecho y el desdén. Mató recibiendo para dejar una estocada caída y trasera de efectos rápidos, el engolosinamiento llegó al palco de la autoridad quien en primera instancia otorgó una oreja, pero luego se convenció y las hebras rosadas del dulce de algodón le nublaron la vista hasta regalar el segundo trofeo.

El tercero del lote de Adame fue de Villa Carmela y llevó por nombre Don Beto, un astado muy mal presentado, que muy pocos protestaron. ¿Cómo es posible que en la tierra del Vive libre se cante y se grite por la dignidad y el respeto a la fiesta mientras que, en el ruedo, donde debe defenderse al toro presenten astados de nulo trapío? ¿Así es como la llamada primera figura del toreo mexicano defiende su profesión? ¡Vamos que lo vimos, y desde cualquier ángulo el astado no tenía la categoría para una plaza de primera!

José recibió con verónicas y media, en el caballo hicieron la simulación del puyazo y la gente lo aplaude, qué lástima que se crea que así debe ser. Adame colocó banderillas de buena exposición y colocación. En el tercer tercio se lo pasó por derecha y por alto, mientras el astado rebrincaba, una tanda seria por ese mismo lado y el remate de pecho. Con la izquierda el astado iba a la muleta, seguía sus movimientos, pero sin ese encanto y veneno que hace trasmitir, José prosiguió por ese lado a media altura y el remate por alto buscando con sonrisas la complacencia del tendido. Se empeñó en querer que le tocaran la popular pelea de gallos hasta que lo complacieron, el astado seguía embistiendo noblón pero sin el estruje necesario para hacer sentir. Mató de pinchazo y se deshizo al primer golpe de descabello e irse entre palmas.

Andrés Roca Rey repitió en el día grande de la feria sanmarqueña, su primer astado fue de Villa Carmela de nombre Don Polo, un castaño un poco mejor presentado que sus hermanos que salió haciendo caso omiso a capotes y tablas, rascando la arena y sin dar respuestas positivas por ambos pitones. En los caballos cumplió y el piquero aguantó con su vara el encuentro. Roca Rey inició el tercio de la muerte por alto y a pies juntos, molinetes y cambios de muleta por la espalda, y remate de pecho un tanto descompuesto.

En el centro del ruedo lo pasó por derecha y a media altura, el astado tenía movilidad, el peruano le bajó la mano y pero este se revolvía en su búsqueda rápidamente. Lo cambió de sitio en la arena, y por izquierda ya le estaba mirando, Roca Rey acortó distancias, algunas tandas por ese mismo lado, pero sin ese ingrediente mágico que logra la conexión. Por derecha pendiente del torero quien continuó en la cara tocando con su muleta de pitón a pitón. Dejó una estocada entera tendida y trasera para irse entre palmas.

El cuarto del festeo, segundo de Roca Rey fue de Villa Carmela y se llamó Don Pollo, otro muy, muy justo de presencia, parece ser que también agradan así a la figura peruana. Lo recibió con larga afarolada de rodillas, junto a tablas y de ahí el astado se fue de largo sin atender a más capas, ni rematar a burladeros. Cuando por fin se hizo de él en los tercios, Roca Rey quitó por verónicas parsimoniosas, caminándole al toro y rematando en los medios con media. Lo llevó al piquero con recorte torero y ahí otra vez la simulación del puyazo, poquito hacía con ademanes el torero. Continuó con gaoneras y revolera valiosas, sin mover las zapatillas de la arena. En el último tercio el astado se arrancó de largo en los medios, Roca Rey se lo pasó con cambiados por la espalda y remates de pecho hasta en tres ocasiones seguidas y lo despedía con trazo fino con muletazos por bajo. El de Villa Carmela unas veces iba a la muleta por derecha, otras no y unas más a media altura ya quedándose a medio viaje. También probó por naturales tratando de darle extensión al muletazo, pero prefirió la diestra para sacarle meritorios pases, quedándose en el mismo sitio, algunas en redondo obligándole a pasar sin reponerse. Ya el astado salía con la cara alta, haciendo extraños remató con un trincherazo de sabor, en general una actuación decorosa. Mató de estocada entera muy trasera, tendida y ligeramente caída, una oreja hubiera bastado, pero no, el juez de plaza César Pastor entregó dos orejas. Y si es que ya se habías visto blando con Adame, pues para no dejar pasar el momento y embadurnar de golosina el ambiente le regaló la segunda.

El que cerró plaza llevó por nombre Tortolito de Tequisquiapan, otro muy mal presentado, qué pena que el joven peruano siga empeñado en buscar estar a gusto en México, porque es lo que hay dicen unos, porqué así es el toro mexicano afirman otros, no señores quitémonos la venda porque para darle verdad y categoría a la fiesta se empieza por el eje de la misma, el toro, no se les olvide.

El astado desde que salió rascó la arena, sin buscar la pelea, otra vez el mini puyazo. De muleta Roca Rey comenzó con desdenes, pases por bajo elegantes, el astado tardaba en ir a la tela escarlata, el torero le acortó las distancias, prosiguió por bajo ante la embestida noblezota, otro que iba una y otra vez, pero de emotividad y transmisión nada. El torero pedía la de aquí para alegrar el caldero, se lo pasó a media altura en redondo y ante dócil toro, dócil público.  Mató de medio espadazo y se fue entre palmas.

Ambos coletas salieron en hombros, todo entre la bruma de algodones rosáceos, el público deleitando cada bocado dulce pero a la larga empalagoso, cuidado que este hilado de azúcar se evapora pronto y nos quedaremos con las manos viscosas y vacías, los labios pintados y callados.

 

 

 

 

 

PUBLICADO ANTES EN https://torosenelmundo.com/

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