ATARDECÍA cuando Cayetano, en el centro de ruedo, se despedía de la plaza de Sevilla entre la ovación cariñosa del público. Mientras emocionado recogía un puñado de albero me acordaba de su bisabuelo, el Niño de la Palma, de su abuelo Antonio Ordóñez, de Paquirri, su padre, y de sus tíos los Dominguines. Seguro que […]