Por Jose Morente
Fortes en la vuelta al ruedo ayer en las Ventas. La imagen del triunfo cabal y legal. La imagen que nos gusta como aficionados. La del éxito merecido. Hemos pasado de la épica admirable pero quizás prescindible al toreo entregado y puro del que no podemos, ni queremos, prescindir.
Hoy toca hablar de como estuvo ayer Saúl Jimenez Fortes en Madrid. Y de la dimensión (enorme) del toreo que el diestro malagueño viene haciendo cada vez que torea.
Que Saúl viene toreando como está toreando, como toreó ayer en Madrid, es algo que saben (sabemos) pocos aficionados, solo quienes le hemos podido ver en sus últimas temporadas. Muy pocas tardes por la escasez de contratas debido a muchos factores incluido la ceguera de las empresas. Tardes escasas, pero todas esas tardes con un toreo de enorme calado e importancia.
Una realidad palpable que necesitaba el refrendo de una plaza como la de Madrid. Hacía falta que su toreo lo viesen, lo disfrutasen y cantasen los periodistas y el público madrileños.
Y eso es lo que han visto. Y eso es lo que se ha cantando en los medios y lo que cantaron en la plaza -hasta enronquecer- los aficionados. Ayer en Madrid sonó ese olé tan peculiar y único de esta plaza que ruge cuando se torea como toreó ayer Fortes. El olé de las grandes faenas.
Fueron dos faenas diferentes y magníficas a dos toros muy diferentes y no tan magníficos. Noble pero con cortas embestidas el primero y muy embravecido, listo y con peligro defensivo su segundo. Pues a los dos les toreó Fortes como hay que torear. Con pureza, entrega y conocimiento. Conocimiento de las suertes y de las reses complementado con el valor de verdad, con el que hay que tener para torear de verdad. No descubro nada si digo que este torero es un torero valiente. Si lo descubro quizás si digo que desde hace unos años Saúl está poniendo su valor (enorme) al servicio de su toreo, del toreo, y no tanto al servicio de la épica. La épica puede ser prescindible. Esta forma de torear, no. Gran tarde, por tanto, del diestro malagueño completada con una también buena y entregada faena de Morenito de Aranda.
Leyendo la prensa, no para enterarme de lo que hizo Saúl, sino para enterarme de quien chanela y quien no entre los periodistas actuales, me agrada y sorprende la unanimidad con la que la Prensa ha valorado las faenas de Saúl, pero hay un titular que me ha llamado poderosamente la atención. El de Vicente Zabala en El Mundo.
Dice el periodista del Mundo en su titular que «La dimensión de Fortes no cabe por la Puerta Grande de Las Ventas». Me ha encantado. Y me ha encantado la frase porque Zabala tiene toda la razón por muchos motivos. No hubo Puerta Grande, cierto, pero el toreo de Fortes fue de tal calado y de tal importancia que la Puerta Grande de las Ventas se ha queda chica para premiar tamaña forma de torear.
Como dice, por wasap, un amigo mío (El Divino Calvo) en comentario que suscribo:
Personalmente lo de ayer me dejará más recuerdos que todas las puertas grandes de muchos toreros, con todos mis respetos para ellos.
Y no digo nada más, pues ayer me quedé ronco dandole olés al toreo entregado y puro de Saúl Jimenez Fortes en la plaza de Madrid.
Publicado antes en «LA RAZÓN INCORPÓREA»