Por Jose Morente
Hagamos recuento de cuatro días en Madrid. Del miércoles 21 al sábado 24.
Me salen dos faenas de Fortes, una de Morenito de Aranda, otra de Emilio de Justo, otra de Tomás Rufo y otra de Aguado. Son seis faenas en cuatro días. A la que habría que añadiruna media faena de Castella, con inicio explosivo que se fue diluyendo hacia su final. Seis faenas y media en cuatro días no está nada mal en esa plaza y con ese público.
De Fortes ya hemos hablado en este blog y no es cuestión de repetirnos. Saúl puso el listón en lo alto y ha hecho cara esta feria con su toreo hondo y puro. Lo llevaba haciendo hacia años pero parece que lo que no pasa en Madrid no pasa.
Castella empezó de manera explosiva y acabó diluyendose. Me recordó a Antonio Fuentes, no por lo visto que a Fuentes no le pude ver por razones evidentes, sino por lo leído pues es fama que el sevillano iniciaba muy bien sus trasteos y estos iban de más a menos, generalmente. Lo mismo le ocurre a veces al fránces.
Morenito de Aranda estuvo muy valiente y muy decidido con un toro complicado de Arauz de Robles que le cogío a mitad de faena. También lo anotamos en su día. Me gustó mucho en ese toro.
Po lo que respecta a Emilio de Justo y Rufo es de justicia nombrarlos. El primero por entender a un toro interesante y complejo de Victoriano del Río y torearle por la izquierda con la solvencia que acostumbra y el segundo por torear con mucha suavidad y mucha ligazón a un gran toro noble y repetidor de esa tan exigente ganadería. Un gran toro al que supo torear con sutileza el joven diestro.
Queda para rematar la gran faena de ayer de Aguado con un sexto toro de Torrealta que salvó la tarde de los malos toros de Juan Pedro. Como dijo un joven aficionado detrás mía al arrastrar el quinto «mientras falte un toro hay esperanza». Lo clavó, porque la faena de Aguado fue un lujo tras una mala tarde en un mano a mano de artistas. Aguado sacó a pasear un toreo solvente y pinturero. Con muchos detalles de arte del bueno. Nada impostado. Faena interesantísima con naturales de excepción coronada por contundente espadazo y muerte espectacular del toro premiada con una justa oreja. Lo mejor esas gotas de sevillanía derramadas en territorio comanche. Un lujo que no fue apreciado ni valorado por todos.
Al final el balance de la semana es bueno o muy bueno pues, en una plaza donde es dificil ver torear por diversas razones, hemos visto cuajar en cuatro días seis faenas… y media. Alguna de ellas excepcional.
A los toros siempre vamos con ilusión, pero no siempre se sale de la plaza con alegría. Sin embargo, esta vez regresamos a Málaga más que satisfechos.
Publicado antes en «LA RAZÓN INCORPÓREA»