Arènes du Palio. Istres. No hay billetes. Sol radiante y calor sofocante. Toros de Jandilla -1º y 2º-, La Quinta -3º y 4º- y Juan Pedro Domecq -5º y 6º. Caballería Bonijol. 6 encuentros.
Juan Bautista: Dos orejas y rabo, oreja y vuelta.
Marco Pérez: Oreja, dos orejas y ovación.
Detalles:
Presidencia: Sr. Cervantes, asistido por los Sres. Degioanni y Raoux.
Juan Bautista brindó por su primera faena a Marco Pérez, la segunda a su madre y hermana, y la tercera a sus hijos.
Marco Pérez brindó su primera faena al público, la segunda a los hijos de su maestro y la tercera a Gregory Boyer.
Al final del paseo de cuadrillas se volvió a colocar una tabla en la arena para Juan Bautista y Marco Pérez por François Bernardini, alcalde de Istres, y Patrick de Carolis, alcalde de Arlés, en presencia de Bernard Marsella, de la Empresa del Arenas de Istres para dar unos reconocimientos.
Mehdi Savalli saludó en el sexto.
Sobresaliente: Miguel Ángel Sánchez.
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Por una tarde, Jean-Baptiste Jalabert volvió a ser Juan Bautista en un Palio abarrotado por una actuación única. Marco Pérez, su protegido, que se había convertido en matador en Nimes unos días antes, le acompañó en el paseo de cuadrillas, justo al día siguiente de un mano a mano en Salamanca con Morante de la Puebla. Una espera casi religiosa hasta la hora de los clarinetes y la primera ovación de gala de esta tarde abrasadora, llena de detalles y gratos recuerdos.
Y como si nada hubiera sucedido, como si estos seis años de ausencia se hubieran eclipsado un momento, la magia no tardó en llegar. Desde el principio, el toro de Jandilla se presentó como un oponente de ensueño: noble, elegante, generoso en su embestida. Tras dedicar su lidia a Marco Pérez, Juan Bautista desplegó un toreo puro y fluido de elegancia atemporal, donde cada pase parecía flotar en el aire como un homenaje a la belleza del gesto.
Juan Bautista, como redescubierto, aprovechó al máximo las cualidades del toro de Jandilla para ofrecer varias secuencias de altos vuelos. Condesinas, naturales con una sien milimétricamente perfecta, luego luquecinas finales. De cante grande.
El público, embelesado por esta partitura llena de cadencia y armonía, se levantó al unísono tras una impresionante estocada recibiendo con precisión quirúrgica. Dos orejas y un rabo, triunfo total, y la ovación de un Palio conquistado, una vez más.
Su segundo, del hierro de La Quinta, más discreto tanto en tamaño como en temperamento, demandó del maestro arlesiano sacar su interior. Con paciencia y la inteligencia de una lidia perfectamente calibrada, el arlesiano ofreció series mesuradas, sin forzar jamás a un animal que sólo cedía con la condición de ser comprendido. Y así fue, para luego embarcarse en varias series ambidextras de excelente calidad. Otra atronadora estocada recibiiendo. Oreja.
Ante el quinto de muy pesado de Juan Pedro Domecq, Juan Bautista invitó a Marco Pérez a compartir un quite por colleras muy aplaudido. Ante un animal violento y brusco, Juan Bautista, que había brindado a sus hijos, empleó toda su habilidad para sacar lo mejor del astado, el que en un derrote, le asestó un violento golpe en el pecho. Solo un pinchazo antes de una entera, le privó de una oreja arrancada con fórceps, lo que transformó la recompensa en una vibrante vuelta al ruedo.
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Marco Pérez abrió con un Jandilla noble pero justo de fuerza y de fondo. El salmantino el alcance de sus fuerzas para embarcar al toro en varias series ajustadas por ambos lados, con más ecos por el derecho y más profundidad en el lado natural. Entera en el segundo viaje. Oreja.
Bravito al caballo en un solo encuentro, el cuarto de La Quinta llegó con nobleza en el último tercio. Marco Pérez no perdió tiempo para meterlo en la canasta y ofreció una actuación de alta maestría, toreando a cámara lenta con la nobleza del cárdeno. Sublimes tandas con la zurda ejecutadas con gran énfasis, seguidas de un sublime cambio de manos. Un cañonazo atronador. Dos orejas.
El último, un precioso jabonero sucio de Juan Pedro Domecq, fue recibido con las rodillas en la arena antes de un breve encuentro con el grupo ecuestre. En banderillas ha sido el espectáculo de Savalli, el arlesiano clavó el segundo par con la música y la ovación del Palio, que lo invitó a saludar.
Marco Pérez inició la faena con los gemelos en la arena antes de continuar por ambos lados en un quehacer que fue a menos. Ante un animal insulso y con un alcance limitado.
El Salamanca optó por toreo de cercanías con control total, pero lamentablemente los debates nunca llegaron a despegar. Pinchazo frontal completo.
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