Béziers. Domingo 17 de Agosto 2025. Último festejo de la Feria de Béziers. Casi tres cuartos de entrada. Toros de Pedraza de Yeltes.
Sébastien Castella: Silencio y silencio.
Miguel Ángel Perera: Oreja y silencio tras avisos.
Borja Jiménez: Dos orejas y silencio tras aviso.
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Borja Jiménez y Alambisco para un final memorable. El matador sevillano y el tercer toro de Pedraza de Yeltes ofrecieron la mejor faena de la Feria durante la corrida de clausura.
Seis toros de Pedraza de Yeltes, bien presentados, altos y corpulentos, con astas correctas, dentro del tipo de la casa ganadera. Sin grandes peleas con los caballos de todo el lote, excepto el tercero y el sexto, los más bravos bajo el hierro. El quinto fue un simulacro de varas. El encierro ofreció mucho juego, con la excepción del primero y, en menor medida, el cuarto. Los mejores fueron el gran tercero, con una vuelta póstuma al ruedo, el sexto, encastado, y el segundo, y relativamente, el quinto.
Sébastien Castella no recordará el encuentro con los toros salmantinos en su tierra, ni logrará el grand slam de tres salidas triunfales en otras tantas corridas. No fue por falta de voluntad, pero esta noche el torero de Béziers se enfrentó a dos oponentes sin fondo. El primero fue débil y abismalmente soso, luego un segundo, con más movilidad pero descastado, que no ofreció nada más que el esfuerzo vano, del torero de Béziers.
Miguel Ángel Perera podría haber acompañado a Borja Jiménez en la puerta grande, de no ser por su fatal manejo del estoque. A pesar de las rachas de viento, el extremeño ofreció una primera faena -que brindó a Sébastien Castella-, de gran relieve, notablemente por la derecha, frente a Pedraza noble pero limitado en transmisión. Un gran comienzo en las tablas antes de una faena mayoritariamente diestra, con empaque y temple. Una buena espada concluyó y le arrancó una oreja al palco.
Ante el soso quinto, Perera se puso el terno de trabajo para mantener alerta a su rival, al que embarcó en una faena dominadora y bien conducida, con maestría y sentido común hasta el final, más reñido, antes de la debacle con la espada.
El momento culminante de la noche llegó con el encuentro entre Borja Jiménez y Alambisco. Un toro bravo bajo la puya en dos encuentros bien contenidas, y luego particularmente alerta durante el tercio de banderillas. En la muleta, el de Pedraza embistió con gran transmisión y clase, con el hocico pegado al suelo.
Un gran inicio con rodillas en la arena, seguida de una magnífica serie con la derecha de dulzra y temple, de la que emanaron varios muletazos profundos y asentados que hicieron rugir a la grada. Una faena de gran repercusión con un animal que embestía sin descanso, especialmente por la derecha. El pasaje zurdo tuvo menos impacto, y Jiménez se inclinó por la derecha para un final bien elaborado con el que todos estuvieron de acuerdo. Ligera petición de indulto antes de que un potente estoque liberara al júbilo. Dos orejones y vuelta al toro.
De cara al final, el diestró de Espartinas ofreció otro trasteo de gran nota con un Pedraza más complejo, con casta pero sin clase. Una faena predominantemente diestra, lamentablemente empañada por el manejo aproximado de los instrumentos.
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