Segunda corrida de la feria de Cali. Dos tercios de plaza con clima cambiante. Se lidiaron seis toros de Vistahermosa, que volvía a Cali después de 30 años. Corrida muy terciada en lo que siempre ha sido el tipo de esta ganadería. Cornicortos y en exceso cómoda de pitones.
Tuvieron alegría, movilidad y algunos transmisión. Con esta corrida a modo los toreros se dieron un banquete. Era como ver una corrida de los años setenta u ochenta en Colombia, de esas que toreaban Paco Camino, Manzanares, Cáceres, Palomo y demás toreros que vinieron a América a torear un toro más chico y a deleitar al público.
Luis Bolívar: Silencio tras aviso y oreja.
Alejandro Talavante: Oreja y dos orejas simbólicas tras indulto.
Emilio de Justo: Dos orejas y silencio tras aviso.
Terna veterana y experimentada, en un cartel del nivel de la feria de Cali. Por eso acudió más público y la plaza retomó por momentos la alegría de lo que fue siempre Cali. Toreros con más de quince años de alternativa que se deleitaron con los toritos a modo de Vistahermosa.
Luis Bolívar no pudo lucir mucho en su primero y se desquitó en el segundo de su lote toreando a placer, lento, con cadencia, y gustándose ante las embestidas bonancibles de su torito. Luis siempre triunfa en Cali y sigue siendo el torero que mejor remata los carteles de mayor entidad en las ferias colombianas.
Cortó una oreja y no le alcanzó para acompañar a sus compañeros a hombros. Se le vio solvente y feliz
Alejandro Talavante volvía a Cali y de nuevo indultó un toro y triunfó, se le vio a gusto desde que hizo el paseíllo, seguro sus enemigos no le planteaban mayor preocupación dado su trapío. Estuvo tranquilo, variado y con ganas, dio pases de todas las marcas en sus dos toros en lo que parecía casi un entrenamiento para él. Cortó una oreja en su primero y se entretuvo en dar redondos y pasarse al toro indultado por delante, por detrás, con el torito imantado en su muleta en muletazos de todo tipo sin despelucarse y con gran facilidad. El público siempre muy entregado con él le jaleo de todo en una faena fácil y vistosa ante un torito que repetía con calidad. El indulto se mascaba desde el inicio de la faena y llegó para regocijo del público. Gran comunión entre Cali y Talavante.
Emilio de Justo, el torero de la empresa, se mostró totalmente recuperado de su percance de hace dos años en la encerrona de Madrid, muy suelto y fácil también ante su primero. Se estiró en naturales lentos y con sabor que aprovecharon la bondad del torito. De nuevo De Justo triunfaba en Cali. Mató muy bien y cortó dos orejas pedidas por la mayoría de la gente.
En el que cerró el festejo no pudo lucir porque el torito se quedó pronto y no tenía mucha fuerza, Emilio quería rubricar su tarde con otro triunfo pero no llegó el lucimiento deseado. Salió a hombros con Talavante y el ganadero García que volvía triunfante a Cali.
Una corrida con calidad, bondad y movilidad que facilitó el triunfo a toreros hechos y derechos que parecieron jugar como en el patio de su casa. Así era la corrida, había que aprovecharla y lo hicieron. La gente se fue feliz lo que esta bien para los tiempos que vivimos en la sultana del Valle.
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