En Guadalajara… Alfredo Gutiérrez le cedió su triunfo a Juan Pablo Corona

Crónica de Francisco Quirarte

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Guadalajara, Jalisco. Domingo 14 de Diciembre de 2025. Plaza de Toros El Nuevo Progreso. Último festejo de la temporada 2025, festival benéfico en defensa de la tauromaquia. Tarde soleada y con alrededor de dos tercios de entrada, se lidiaron seis novillos de las siguientes ganaderías por el orden de su lidia: San Pablo, Tequisquiapan, Los Encinos, San Constantino, Teófilo Gómez, De La Mora, y tres de regalo: Los Encinos, San Pablo y Peñalba.

Pablo Hermoso de Mendoza: Una oreja.

Enrique Ponce: Dos orejas.

Arturo Gilio: Silencio y palmas en el de regalo.

Alfredo Gutiérrez: Indulto.

Ignacio Garibay: Tibias palmas y palmas.

Olga Casado: Palmas y una Oreja con un aviso.

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Detalles

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Antes del paseíllo varios charros realizaron floreo de reata.

Se retiró el subalterno Roberto Kingston, después de ejercer la profesión por 35 años dignamente.

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El Festejo

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El encargado de abrir el festival fue Pablo Hermoso de Mendoza. Lidió un ejemplar noble de la ganadería de San Pablo, novillo de bonita lámina y espectacular pelaje cárdeno salpicado.

Realizó una faena pulcra, en donde demostró su experiencia y su gran doma. Lo paró lucidamente toreando con temple, dejándose llegar muy cerca al ejemplar en recortes que entusiasmaron al generoso público.

Colocó dos rejones castigo en buen sitio, lució en banderillas al quiebro con mucha exposición, para salir toreando de costado llevando muy bien templado al dócil burel. En banderillas cortas (ahora sí fueron las llamadas rosas) toreó dando el pecho de su cabalgadura y realizó en dos ocasiones el desplante del teléfono, para levantar el entusiasmo en el tendido.

Con la hoja de peral pinchó en una ocasión y después un rejonazo entero que derrumbó al novillo. Fuerte petición de oreja y el buenazo del señor juez la atendió al otorgar un apéndice. El novillo se llevó palmas en el arrastre y Pablo dio una aclamada vuelta al ruedo con el apéndice.

Enrique Ponce veroniqueó con tersura al segundo de la tarde. Fue un novillo de muy bonita lámina y el más hecho del encierro, ejemplar de la dehesa de Tequisquiapan, que resultó noble y con calidad.

El novillo se arrancó de largo al caballo montado por Alfredo Ruiz El Miura, quien aguantó la fuerte acometida, realizando la suerte con decoro; posteriormente recibió dos breves puyazos más. Buen par de banderillas por parte de Roberto Kingston.

Enrique brindó a todo el público en el centro del redondel. El prólogo de su faena ha sido con suaves y largos muletazos de tanteo que remató con un cambio de mano muy lucido. El novillo tuvo calidad y Ponce lo aprovechó en una faena fincada principalmente por el lado derecho, en cuatro series con muletazos en redondo, muy bien templados y ligando de manera magistral.

Enrique toreó con empaque, vertical y con temple, en momentos deletreó el toreo. Con la muleta en la mano izquierda dos series nada más, sin el lucimiento que tuvo con la diestra.

Se tiró a matar y dejó una estocada entera y desprendida, que hizo claudicar al noble ejemplar. Júbilo en el tendido con fuerte petición y el generoso juez otorgó los dos apéndices al diestro de Chiva. Palmas fuertes al novillo en el arrastre y Enrique dio una vitoreada vuelta al redondel con los dos apéndices y hasta con el cariño del buenazo del señor Juez.

En tercer sitio saltó al ruedo Genovés de Los Encinos, llamado así en recuerdo del ejemplar de De Santiago al que Arturo Gilio le cortó las orejas y el rabo el día de su alternativa. Desgraciadamente este novillo resultó tan manso como descastado y sin fuerza, por lo que Arturo se fue prácticamente inédito.

Una larga de rodillas y aceptables verónicas de recibo fue para saludar al animalillo. En banderillas Arturo invitó a cubrir el segundo a Roberto Kingston, Gilio Jr. clavó un par al cuarteo y otro al quiebro, para ser ovacionado. Kingston cerró su carrera con un aceptable par.

Arturo brindó a su esposa e hijas para acto seguido comenzar con ajustado péndulo, siguió por alto y casi de inmediato, el débil y descastado animal se derrumbó en una escena vergonzosa.

Así está la ganadería de Los Encinos, ya lo hemos comentado.

El toro apenas podía estar de pie, Arturo intentó torearlo a media altura, sin embargo, no fue el necesario elemento correctivo por lo que la abrumadora escena se repitió una y otra vez. La afición sumamente molesta, de manera justificada, llevó a Gilio a ir por el estoque; no había nada más que hacer.

Mató de media estocada y el novillito cayó sin puntilla. Pitos al ejemplar en el arrastre y Arturo se fue en silencio.

En el centro del ruedo, Felipe Kingston y los hijos de Roberto, le desprendieron el añadido al eficaz Roberto Kingston, con lo cual dio por terminada su carrera de subalterno que duró 35 años. Dio la vuelta al ruedo bajo los acordes de Las Golondrinas.

Gilio regaló un novillo de Los Encinos, el cual, como era de esperarse, resultó débil y con exigua bravura. No hubo acople con el capote y con la muleta, prácticamente se repitió la película de su anterior enemigo.

Brindó a todos los integrantes del cartel. Comenzó valiente de rodillas pegado a tablas, para que casi de inmediato, el novillo se derrumbara y prácticamente fue todo lo que pudo hacer. Un auténtico buey de carreta, que apenas pasó y se derrumbó constantemente.

Pronto se fue por uvas Arturo y dejó tres cuartos de acero para finiquitar al descastado y mansurrón burel. Pitos al novillo en el arrastre y palmas para Gilio.

Como lo manifestamos en la crónica del reciente 23 de noviembre, Los Encinos es una ganadería que en este momento se halla extraviada por su asfixiante mansedumbre e inadmisible descastamiento.

Alfredo Gutiérrez actuó en sustitución de Eulalio López Zotoluco y salió a por todas. Recibió a Don Juan de San Constantino en los medios para intentar dar una larga de rodillas, sin embargo, el novillo lo atropelló y le propinó una fea guantiza en el rostro. Con agallas y raza se levantó y ejecutó seis acompasadas verónicas y una cadenciosa media que emocionó al respetable.

Alfredo llevó al novillo al caballo con chicuelinas al paso, el encastado novillo empujó con los riñones metiendo abajo la cara al peto y recibió fuerte castigo.

Se echó el capote a la espalda y realizó brillantes caleserinas, antes de recortar, se tropezó y el burel hizo nuevamente por él, golpeándolo aún más.

Brindó su faena al ganadero Juan Pablo Corona y a su familia. Comenzó con firmeza y se llevó del tercio a los medios al buen y emotivo burel, con muletazos de trinchera, de la firma y un luminoso cambio de mano, para levantar de sus asientos a la afición.

Tres series con la mano derecha en trazos largos, hondos, con temple, con el sello de la casa, rematados con afarolados ligando con el de pecho, haciendo rugir al entusiasta público.

Cambió a la mano izquierda, muletazos lentos, acariciando las embestidas y rematando de nuevo con ajustados afarolados y estupendos pases de pecho rematados muy hacia adentro, homenajeando al gran Jorge Gutiérrez.

Dosantinas y más toreo con la derecha, muletazos con fibra que impactaron en el ánimo del gran público. Alfredo engallado realizó dos escalofriantes y ajustados molinetes de rodillas, y ya de pie, cuatro enormes, lentos y profundos derechazos rematados con ajustada capetillina, para poner de pie a la afición y escuchar los gritos de ¡Torero! ¡Torero!

El público eufórico irreflexivamente pidió el indulto con tanta insistencia que el buenazo juez lo concedió cediendo así su triunfo Alfredo Gutiérrez al ganadero. Todavía Alfredo realizó dos series más con la diestra como epílogo y colofón.

El toro regresó rápido a los corrales y Alfredo dio la vuelta al ruedo acompañado al gran triunfador de la tarde, el ganadero Juan Pablo Corona quien salió acompañado de los hijos de Alfredo. Don Juan fue herrado a fuego con el número 859 y pesó 495 kilos.

Seguro estoy que si Alfredo hubiera rubricado su faena habría triunfado clamorosamente y su hubiera llevado las dos orejas, el rabo y varias vueltas triunfales al redondel; lamentablemente prefirió irse por el espejismo del indulto.

Cosas veredes.

Ignacio Garibay lidió a un novillo de Teófilo Gómez, que resultó manso de libro. Nada nuevo en esta pésima ganadería. Lo lanceó con aceptables verónicas y buen recorte de media. Recibió poco castigo el burel y aun así, salió con poca fuerza de la reunión. Ignacio realizó un quite por tapatías que le resultó poco lucido por la carente fuerza y nula transmisión del novillo.

Brindó su faena a Juan Pablo Bailleres. Comenzó su labor de rodillas por la zona de toriles, ya de pie derechazos a media altura, lucido trincherazo y largo de pecho. Prosiguió con la diestra, no obstante, al tercer muletazo, comenzó a perder las manos el débil y descastado animalillo.

Todo ha sido un intento de faena, ya que el novillo apenas pasó y cuando lo hizo fue con borregunas embestidas, sin transmisión alguna; solo la voluntad de Nacho.

Se tiró a matar saliéndose de la suerte dejando un feo metisaca seguido de una estocada entera y desprendida, que tumbó sin puntilla al pésimo ejemplar. Leves palmas para Ignacio y pitos al novillo en el arrastre.

Garibay regaló un novillo de San Pablo, serio, sin embargo resultó descastado y con poca fuerza. Nada con el capote y con la muleta, sólo las buenas intenciones, sí las buenas intenciones de Nacho con un ejemplar que apenas pasaba, sin ápice de bravura e inválido.

Se rescatan algunos muletazos con la diestra a media altura y párele usted de contar. El público no tomó en cuenta el esfuerzo de Garibay, por lo que su labor fue ignorada. Mató de pinchazo hondo, pinchazo sin soltar y media estocada desprendida

Olga Casado pasó prácticamente de puntillas con el sexto de la función, un colorado de De La Mora, del encaste Parladé, que resultó descastado. Con el capote solo lo bregó y después de varas realizó un regular quite por delantales.

Brindó a todo el público el ejemplar de su presentación en México. Comenzó con muletazos con la rodilla flexionada y remató con un lucido cambio de mano. Animal aplomado, por lo que tuvo que meterse en los terrenos del novillo, con pases de uno en uno. Sí, hubo muletazos por ambos lados, sin eco en el tendido, debido a la extrema sosería del aninalito.

Pronto se rajó el de De La Mora por lo que Olga se fue a oficiar con la espada para con habilidad dejar en primera instancia tres cuartos tendidos que no surtieron efecto; volvió hacer uso del acero, dejando una estocada casi entera que hizo claudicar al burel. Se llevó palmas de aliento al final del trasteo.

Regaló un novillo de Peñalba, que resultó ser el noveno del kilométrico festejo. Un peñalbito como le dijo el público al novillo de bonito tipo pero descastado, sin fondo.

Lo lanceó con aceptables verónicas y un gran recorte de media. En el quite, dos aterciopeladas verónicas.

Brindó a todo el público. Comenzó con firmeza y determinación en series con la diestra en el que el temple y largueza fueron el común denominador. Seis series que fueron de menos a más, sin embrago con la de cobrar, se le quedó corto y no hubo acomodo.

Citando a mi entrañable amigo Sergio Gerardo Mañón Espino:

“Olga no nació en una casa taurina ni heredó capotes polvorientos, pero sí heredó algo más difícil: La obsesión. Y aunque ella diga que fue le toreo quien la eligió, quien la mira en la plaza sabe que no hay casualidad en nada de lo que hace. Hay disciplina, hay verdad, hay destino”.

Se tiró a matar y dejó una estocada entera y desprendida, que tardó en surtir efecto, por lo que se llevó un aviso. Petición de oreja, y el bondadoso juez la otorgó, aunque ya no cuenta para las estadísticas; porque cortar algo a los toros de regalo no cuentan nada al ser seleccionados exprofeso.

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Epílogo

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Con este festejo cerró la temporada 2025, que constó de 24 corridas, 4 novilladas y el festival de hoy. En el transcurso de la semana comentaremos todo lo referente a dicha temporada, la más extensa en festejos de los últimos 30 años en el emblemático coso de El Nuevo Progreso.

Ya nos veremos en el próximo 2026.

Con cariño y respeto para todos ustedes queridos lectores les deseo que pasen una extraordinaria Noche Buena, una luminosa Navidad y que el 2026 esté lleno de todos los éxitos que Dios les conceda.

Y, por supuesto, que al auténtico toro para el torero de verdad, lo podamos gozar en todas las plazas del mundo a través de las creaciones de su lidiador.

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