Dedico estas líneas a un correcto profesional del toro, cumpliendo un tanto tardíamente el ofrecimiento de así hacerlo sin pretender ensayar aquí una loa que mal suene a coba predeterminada ni incontrastable con la realidad para describir la personalidad y cualidad humana de un torero de plata cuya empatía es de hecho verificable por sus actos, postura y educadas maneras de comportarse dentro y fuera de los ruedos. Pero sí precisamente, resaltar—si se quiere mal que bien y a toro pasado—,un hecho ocurrido hace unas cuantas semanas atrás durante la segunda tarde del corto serial de la Feria del Señor de los Milagros, en Lima y que no ha dejado de pasar desapercibidamente para el grueso de la afición peruana el cual constituyó la presencia del banderillero español Francisco Manuel Durán Viruta (Valencia de La Concepción, Sevilla) integrando la cuadrilla del matador Andrés Roca Rey debutando en la plaza de Acho el pasado 29 de octubre, como ya mencionamos, en la primera corrida que abrió el serial nazareno de esta temporada.
Según apunta nuestro siempre diligente amigo Juan García: es la primera vez que la figura peruana se acompaña oficialmente del fiel hombre de confianza en su tierra: “Francisco Manuel Durán Asencio “Viruta” tuvo la dicha de debutar en la Plaza de Acho en la Goyesca, y lo hizo con grandes pares jaleados por la afición peruana y con una buena brega. Su debut fue posible por tratarse de un mano a mano, siendo la primera vez que un subalterno español pudo debutar a órdenes del matador peruano.” Entendemos luego de superar los trámites gremiales respectivos.
Empero, para el correcto torero de plata (para Juan Belmonte no habían subalternos sino «toreros de plata» no significa el no haber pisado antes el ruedo bajopontino desde aquella primera ocasión cuando como invitado en octubre 2018 cortara una oreja en el Festival de la Amistad y otro; cuatro años más tarde, también invitado por su matador, se diera un festival por la defensa de la tauromaquia en el Perú donde pareó acertadamente vistiendo de corto.
Personalmente tuve la suerte de ver actuar a mi paisano el pasado 21 de mayo en Córdoba y emocionarme con su triunfo en la Plaza de Los Califas y con las ovaciones que recibieron los integrantes de su cuadrilla, a la par, Antonio Chacón, Paquito Algaba, José Manuel Quinta, Sergio Molina y, claro está, Viruta, (en cuyo nombre y a través suyo incluyo también a aquéllos sus compañeros en esta mención).
Ticket al otro lado del charco más que pagado.
Por ello y también porque ratificó un detalle cada vez más repetible en la actitud y personalidad superlativamente empática de un profesional a carta cabal, siempre atento al saludo, al gesto afable y respetuoso, ya sea en los patios de cuadrillas o ni bien bajando de la furgoneta que traslada a su torero. En los sorteos de los lotes de los toros a lidiarse los días de las corridas donde interviene su matador, es el fiel depositario de su absoluta confianza a sabiendas de su prolija función, que realiza con reservado celo y discrecionalidad en favor de aquél a cuyas órdenes sirve.
Viruta aparte de torero bueno, —no por algo son las veces que fue obligado a desmonterarse y ser ovacionado, como del mismo modo, para citar un solo ejemplo, haber sido declarado triunfador en Almodóvar del Campo (Ciudad Real), el mes de setiembre último—, es gran persona; ya lo dijimos, pródiga en cuanto a no escatimar de la afabilidad sevillana que en él surge de manera espontánea, jovial e innata como a contrario vistos los toreros casi siempre adustos por el comprensible peso que llevan encima.
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Por eso dio gusto verlo en Acho, y saludarnos, como en Sevilla, Córdoba, Madrid, Cajabamba, y por supuesto en tantas otras ocasiones, entrando a cuadrillas del coso limeño poco antes de la goyesca de la primera tarde en Lima con la circunspección que amerita su total atención puesta en el matador a cuyas órdenes se mantiene desde el 2014 cuando la figura mundial aún era novillero. Esta vez lo vimos en Acho, justificándose plenamente cumpliendo con seriedad y decoro al punto de haber sido palmeada su labor. Fue entonces expresivamente notoria su satisfacción como también la nuestra.
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Apoyo de imágenes: Lula Cebrecos /Mónica Lucas
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