Por Paco Cañamero. Cuarenta y dos años atrás, Sevilla, vivía un luminoso Domingo de Resurrección. La corrida de la tarde, desde hacía unos pocos de años, ya era el gran lujo de la temporada hispalense. Cartel de marcada sevillanía en ese escenario perfumado por el azahar de los naranjos en primavera, de los soles que […]