Los buenos aficionados salieron de La Malagueta con un enfado ostensible. ¿Cómo se le explica a la gente que hemos presenciado una gran corrida de toros y toreros y se ha cortado una solitaria oreja? Está claro que la culpa la tiene el manejo deficiente de la espada por parte de la terna, que ofrecieron un curso de buen toreo y no mataron bien a ningún toro. Para que pudiéramos ver seis buenas faenas – cuatro excelentes-, había que disponer de un buen material, que en este caso fue la corrida bien presentada de Juan Manuel Criado, con cuatro toros bravos y encastados.
Esa felicidad de ver torear muy bien se encontró con la penosa realidad de tres pésimos matadores de toros. Y si no se mata no hay triunfo ni gloria. Así ocurrió ya en la primera faena de la tarde, en la que David Galván se enfrentó a un toro encastado, al que toreó con lujo, variedad y pureza. Ya fuera por la derecha, ya por la izquierda, todo fue un curso de toreo de mucha intensidad, pero un cambio de manos fue un cuadro del mejor pintor torero. En el debe de Galván, cabe decir que alargó la faena de forma innecesaria. Esa faena, en la apertura de la tarde, era de dos orejas y quedó difuminada con el pinchazo y los descabellos.
El cuarto fue un toro de menos calidad, al que Galván le mostró su cara de torero de porfía y ambición. No hubo tanta excelencia, pero se afanó para buscar el triunfo, incluso recurriendo a un arrimón final que no parece lo más adecuado para un matador de este buen estilo. Escuchó un aviso antes de matar y lo volvió a hacer de forma deficiente.
Borja Jiménez ha podido cortar cuatro orejas en La Malagueta y se fue con una vuelta y el reconocimiento del público, pero así no se llega a la cúspide del toreo. Es increíble que después de dos faenas ligadas y templadas, poderosas y artísticas, matara tan mal a sus dos oponentes. Si ya fue buena su faena al segundo, la del quinto fue sencillamente magnífica, porque ligó naturales y derechazos en una loseta, porque barrió con la franela el albero de la plaza, porque los de pecho fueron soberbios, porque el final de la faena fie un derroche de torería con los pases por bajo, las trincherillas y los de la firma. Ya había pinchado al segundo, ahora con las dos orejas y la plaza entregada volvió a pinchar de mala manera. Tiene Borja Jiménez un serio problema con la espada. Es una lástima que un torero en su momento de máximo esplendor pinche de forma tan torticera.
Reapareció Víctor Hernández y lo hizo con muy buen nivel. Se le apagó pronto el tercero y su faena fue insistente y voluntariosa, pero le quedaba el sexto, un buen toro, al que toreó de forma espléndida de principio a fin. Toreo de mucha verdad en los cites, en la colocación y en la resolución de los muletazos, todo muy templado, muy cruzado, un toreo de muchos kilates. Tenía la plaza entregada y para no desmerecer de la tarde lo pinchó antes de agarrar una estocada que le permitió pasear la única oreja de una tarde en la que los tres espadas hicieron méritos con las telas para abrir la Puerta Grande.
Plaza de toros de La Malagueta, 15 de agosto de 2025. Segunda de feria. Media plaza. Seis toros de Juan Manuel Criado, bien presentados y de buen juego en general excepto tercero y cuarto. Primero, quinto y sexto, encastados y bravos.
David Galván, de verde hoja y azabache. Pinchazo hondo y dos descabellos. (saludos tras aviso). En el cuarto, dos pinchazos y estocada caída (saludos tras aviso).
Borja Jiménez, de gris perla y oro. Pinchazo y estocada (vuelta al ruedo). En el quinto, dos pinchazos, estocada y cuatro descabellos (saludos tras aviso).
Víctor Hernández, de obispo y oro. Pinchazo y estocada (saludos). En el sexto, pinchazo y estocada (una oreja).
Saludó en el tercero Yeco Álvarez.