Con una tijerilla de rodillas saludó Morante al cuarto, hondo y bajo. Después de un lance muy “achelenado”, con la pierna flexionada, le ligó dos chicuelinas garbosas y apretadas a la par y a la tercera, el toro, que por el pitón zurdo venía vencido, lo volteó de modo espeluznante. Quedó Morante boca arriba, inerte, …
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