Mostró cierta impaciencia el respetable con el primero de la tarde, un astado de Domingo Hernández que embistió de forma desigual al capote de un Morante de la Puebla que nunca se descompuso. Fueron contadas pero el sevillano cinceló verónicas de puro asentamiento y gran templanza. Medido estaba el de Domingo Hernández, toro al que …
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