Al igual que su primero, este cuarto también pecó de falta de fuerzas, algo que impidió al sevillano soltarse de capote para recibirlo a la verónica. Torerísimos fueron los muletazos del inicio de su labor, esa donde dibujaría dos trincheras de cartel, remates de excelsa torería que rompieron a la plaza en dos. Volvió a …
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