Casi cárdeno claro, musculado y con cuajo, con hocico de rata, de mazorca blanca y pitón negro, muy astifino, con las velas apuntando al cielo, mirada muy seria. El tercero era una pintura. No permitió estirarse de capa a Román y no descolgó nada en los primeros tercios. Siempre engallado, siempre desafiante. Pesaba el toro …
La entrada Román vuelve a pasear oreja en el anillo venteño tras una faena de inteligencia, profundidad y ligazón se publicó primero en Cultoro.es.