Por Jose Morente
Fotografia de Juan Flores para ABC de Sevilla
Los lances de recibo de Morante a su segundo toro la tarde del 1 de mayo desataron la locura de la Maestranza. La crónica de Ignacio Sánchez Mejías era elocuente del alboroto que esos lances habían desatado en los tendidos de la Maestranza.
Sin embargo, no todo fueron elogíos y las críticas no tardarían en llegar.
En el programa Al alimón, Federico Jimenez Losantos lo iniciaba elogiando a aquellos que son capaces de convertir en arte un recurso técnico en clara alusión a Morante. Su interlocutor, Andrés Amorós en curioso recorte, reconocía lo evidente de esa afirmación, pero de inmediato en un giro radical cambiaba de registro para desmontar la importancia de lo realizado en la plaza por el diestro de la Puebla.
El curioso argumentario de Amorós era el siguiente:
Lo normal es empezar por verónicas que es lance muy bonito y de mucho mérito. La larga es otra cosa, se da a una sola mano y, normalmente, sacando al toro hacia arriba. Como al toro no se le obliga a bajar la cabeza, al toro le es más cómodo embestir
Por lo que respecta a lo de Morante, le sale un toro malo, intenta una verónica y no le sale. Entonces a Morante se le ocurre soltar una mano, da una larga y saca al toro por arriba, lo que es recurso técnico. Como el público está tan desnortado, dice «joooooo….» como si hubieran visto la maravilla del universo porque no lo han visto. Pero eso se parece a lo que hacían antes los buenos banderilleros al comienzo.
Volviendo a Morante, da una larga, la gente hace «ahhhh…» y como Morante es muy listo, hombre pues si les gusta tanto, doy otra por el otro lado, se lo cambia de mano. La gente vuelve a decir «ahhh…» y Morante sigue dando largas, tres, cuatro, cinco, seis. Yo no sé si fueron seis u ocho. Y la gente como si fuera lo nunca visto ya pasará a la historia como la corrida de las largas.
Y una cosa también tragicómica, con un Victorino complicado, Luque ve que la verónica no la acepta, da una larga y la gente no la acepta.
Leyendo la literatura que han suscitado esas largas, es algo tan estraordinario que me pregunto si al propio Morante le leen lo que han escrito sobre esas largas ¿que crees que diría Morante?… Fueron estupendas esas largas, pero lo han hecho Joselito y Belmonte. José Marí Manzanares el dió que debutó así llevó al toro al caballo. Popnce lo ha hecho…. Lo que ha hecho Morante es estudiar la tauromaquia que es lo que hay que hacer. Las largas fueron magníficas pero no eran el apocalipsis…
Creo que Amorós se confunde. Puntualicemos sobre lo dicho:
Una cosa es torear a punta de capote, como hacían los antiguos banderilleros, soltando mucha tela y otra bien diferente llevar al toro toreado, con el capote recogido y a plomo, sin desplegarlo, como si se torease de muleta y dejándose ver. No tiene nada que ver una cosa con la otra.
César Rincón a punta de capote (al vuelo del capote) en las Ventas
Morante a una mano en Sevilla con el capote muy recogido.
No tiene nada que ver torear a punta de capote en los quites que hacerlo con el toro de salida y sin picar. Tampoco tiene nada que ver el dar una larga aislada como remate de una serie de capotazos con lo que hizo Morante, que es torear por largas, alternando pitones y acabar rematando con un bello recorte. No tiene nada que ver la importancia, complejidad y mérito de una u otra suerte. Creo que no necesita demostración.
Tampoco comparto la comparación de torear por largas con torear por verónicas. A dos manos, el capote permite mayor defensa (y cuidado que torear con el capote no es nada fácil), a una es fácil largar tela, pero si el lance se ajusta al cuerpo, lo veo más comprometido y arriesgado. Todo depende de como se ejecuten ambas suertes. Generalizar la importancia de una y otra, creo que no es correcto.
También me parece importante para entender la entusiasta reacción del público sevillano (nada desnortado por cierto), la novedad o sorpresa del lance. Me parece importante desmpolvar del baúl de los recuerdos suertes hoy olvidadas o en desuso. Es lo que hizo Gallito con el toreo de su padre, del Gordito o de Reverte y que causó sorpresa y asombro cuando debutó de novillero.
Hablando de Gallito, Amorós cita a Joselito y Belmonte. De Joselito tenemos constancia (mucha) de que toreaba a una mano de maravilla (por algo le llamaban Joselito Maravilla).
Joselito remata un quite a una mano en la Monumental sevillana. Un lance bellísimo que denota arte y conocimiento
De Belmonte no hay constancia que torease habitualmente por largas como afirma Amorós. De hecho solo conozco esta curiosa fotografía de Belmonte ¡en una larga cordobesa! sacada del libro El Toreo de Luís Bollaín quien reconoce lo inusual del lance en la tauromaquia del trianero.
Publicado antes en «LA RAZÓN INCORPÓREA»