Por Fernando Cámara
Morante se corta la coleta en las Ventas (EFE)
Aquellos poseedores de la genialidad y el talento, capaces de vender el arte de la sugestión, pasan por la historia sentando cátedra, pero también mutilando las almas de quienes tuvieron la suerte de deleitarse sobre cualquiera de los grandes templos de sillería y albero.
Aquellos que compraron con voracidad e incluso con codicia el ingenio y la capacidad de este icono del sublime arte de la lidia, hoy están de pésame. Sus almas hedonistas, hoy mutiladas por el corte de una genuina coleta, escudriñan en esta ocasión la historia recordando a los mejores. Vagan a su vez por el futuro buscando el alivio des sus almas. No les será difícil mantener en sus mentes esta tauromaquia morantista tan controvertida como genial para la eternidad, pero si encontrar otro tan auténtico y fascinante. Y vendrán otros, no con esos, pero con otros atributos, llegarán arañando el alma de los observadores, de los entendidos e incluso los detractores. ¿Pero quién será? ¿Como será? ¿Cuál será su nombre? Es un día triste, porque el toreo de Morante creció con con él y se fue por su sudor, por su sangre y por el implacable calendario.
¡Que sorpresa! ¡Que decepción y que admiración! ¿Lo tendría premeditado o es producto de su frágil mente? Nos gustaría que fuese una estrategia, que marchase a un paraíso a descansar para recuperar la necesidad imperiosa de seguir seduciendo la bravura de sus eternos oponentes y nos gustaría verlo regresar regalándonos algunos de estos ramillete de verónicas, de derechazos y naturales adornados con el sublime baile que enmascara la quietud de su sereno valor.
Adiós compañero, maestro, adiós a Morante, aunque siempre estará, José Antonio.
Mi admiración y respeto es el de todos los que te admiramos.
Queremos entender que no es tarde, que estarás y que tal vez volverás. Te esperamos siempre, Morante.
Publicado antes en «LA RAZÓN INCORPÓREA»