El cuarto, bajo, reunido y muy armónico de hechuras, en el tipo Buendía, salió con brío para querer comerse el capote de Uceda, al que le costó dejarle un par de verónicas y una media por su falta de ritmo. Pero se fue ahormando en el penco de Luciano Briceño, donde ganó fijeza y celo. …
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