Feria de Otoño
Es de Toluca y se llama Emiliano Osornio
Volvía a Madrid el novillero que más ha calado en la temporada con el marchamo del éxito en las ferias novilleriles de Arganda y Arnedo. Un runrún que da el buen torear, más allá del éxito. Exhibió su magno concepto desde unos pausados delantales al primero de la tarde de los que acabaría atropellado. Con raza se levantó como un resorte para rematar con una arrebatada media.
En su lote buscó la pureza del toreo. Una idea abstracta que no hay forma de definir pero que todo el mundo identifica cuando un torero se olvida de la técnica para torear con sentimiento. El concepto del mexicano de Toluca sigue ese sendero. Los cánones para plantear la faena y el alma para olvidarse de la técnica.
Se encontró un segundo novillo de López Gibaja con motor pero sin ritmo. Trató de imponerse con ritmo pero el novillo, tan informal, no le permitió ahondar en el toreo profundo que quiere hacer con el pecho por delante y la suerte cargada. Algunas series sobre el pitón derecho tuvieron sello propio. El que cerró su lote, un novillo melocotón con buena expresión, tuvo mejores mimbres pero duró poco. El metraje corto de la faena denota el gusto por la medida -virtud olvidada por la novillería- y antes de la estocada había firmado un inicio genuflexo de incomparable torería.
El mejor novillo de la tarde fue el primero. Muy completo. Humillador, repetidor, con transmisión y recorrido. Sergio Sánchez mostró su versiónmás entregada con un inicio de rodillas y series comprometidas pero el novillo -de triunfo- requirió un plus que no llegó. Resolvió con el cuarto, un marmolillo que no le dio opciones y que se puso complicado para matar.
Completó el cartel Ignacio Candelas. Malagueño que las nocturnas de ‘Cénate Las Ventas’ le ha puesto en el mapa. Su toreo de capote al tercero de la tarde fue lo mejor de una actuación espesa con un lote deslucido.
A la salida, después de dos horas exactas de festejo, se seguía hablando de la ilusionante torería de Emiliano Osornio. No es de Ronda ni se llama Cayetano.