Lo cuenta «La Jornada» de México:
Histórica fecha fue el 9 de mayo el año de marras
(1945), de nueva cuenta en Valencia, corrida en la que se doctoraba Agustín Parra Parrita, siendo los alternantes Carlos y Manolete y hubo un récord para la historia: 12 orejas, 6 rabos y 3 patas, trofeos que se repartieron por partes iguales y si aquello fue un nuevo desiderátum
, aún faltaba lo mejor.
Sucedió así…
Los empresarios, señores Alegre y Puchades, organizaron una paella en los corrales de la plaza en la que los invitados de honor fueron los tres matadores y, deliberadamente, los sentaron así: Camará y Manolete; Gago y Arruza; Parrita y su apoderado.
Los seis con caras largas, serios, sin hablarse y, de pronto, o Carlos se dirigió a Manolete o este a Carlos, el caso es que hubo risas y máxime cuando fueron invitados a inaugurar
la paella y, como tenía que ser, las fotografías de rigor, dándose los dos colosos la mano y hasta un abrazo que selló el inicio de una entrañable amistad.
No cabe duda que Valencia fue para nuestro biografiado trascendental en todos sentidos.
Y mucho nos dijo.
En una de las tantas conversaciones que tuvimos con él, le preguntamos si después del abrazo de Acatempan
en Valencia, se enfriaron las cosas y, palabras más, palabras menos, me dijo: Mira, la gente pensaba que no hablarnos era por antipatía, pero no, antes al contrario, aunque debo decirte que tras de aquella concordia la lucha en el ruedo fue terrible, pero, eso sí, con una gran nobleza que nos llevó a apreciarnos cada vez más y recuerdo que una tarde en la que había estado genial se me acercó para decirme: venga, Carlo, no me hagas quedar mal que quiero verte con las orejas en la mano. Fuera de la plaza, como hermanos y dentro, pues, cada quien a lo suyo
.
¡Qué par!