Que Ronda tiene su tajo
eso ya lo sabe usted.
Lo que no sabe es que el tajo
lo abrió con un volapié
Cayetano,
el que llevaba en la mano
estoque, muleta y palma.
De su cuerpo y de su alma
nació Antonio,
el que venció a ese demonio
que es el toreo florido.
Verte y no verte
desde el color al ensueño.
Antonio el claro rondeño
carga con el pie la suerte
y con honda
sabiduría, torea
entre la gracia y la idea
a un toro llamado Ronda.
Mano a mano
recibe de Cayetano
cable de oro entre los dos,
ese gusto de lo eterno
que es un secreto paterno
y una gracia que da Dios.
(de José María de Pemán)